Translate

jueves, 23 de julio de 2015

Examen de 5º Kyu de Santi

Aquí os dejamos la crónica de Santi sobre su examen de 5º Kyu celebrado el pasado día 30 de Junio. No hay mucho que decir, ya que él lo dice todo. Muy interesantes reflexiones, y muy completa la crónica! Enhorabuena por el examen y por la crónica!! En breve conseguiremos imágenes del evento, que por problemas técnicos no estarán disponibles hasta dentro de unos días, de momento vamos poniendo el texto, y se adornará en algo más de una semana.

Felicidades!!!


"Crónica de una muerte anunciada"

Si pudiera definir de manera breve mi examen de 5º kyu, utilizaría la palabra “incertidumbre”. Incertidumbre, de no tener ni idea de a qué me enfrentaba. Incertidumbre, de no saber si iba a estar a la altura. Incertidumbre, de desconocer la afinidad que iba a tener con mi uke. Incertidumbre, de las dudas a la hora de realizar las técnicas. E incertidumbre, de que cuando identificaba la “posición”, no encontraba la “velocidad”, y viceversa.

El día del examen, además, no estaba totalmente centrado, y el calor que nos acompañaba no ayudaba. Llegué muy temprano y nervioso, incluso demasiado, por lo que pasé gran tiempo en las puertas de las instalaciones intentando arrancar unas últimas prácticas a todo compañero que pasaba por mi lado.

Incluso durante el examen de nuestra compañera Maite con su uke Gorka, nuestro sensei JB me dejó muy amablemente practicar una ronda más en una esquina del tatami, que no me iba a dar ninguna última revelación, pero que sirvió para mis propósitos: tranquilizarme y abstraerme del examen en curso.

Y llegó la hora de la verdad.

Salí al ruedo ansioso, siguiendo las indicaciones de sensei JB y bajo la atenta mirada de sensei Zubieta (imponen… y lo saben) sin ni siquiera saber mucho del protocolo a seguir, y tras las habituales (y merecidas) muestras de respeto me posicioné delante de mi uke Juan Carlos.

“Ai Hanmi Katate Dori Irimi Nage”, exhortó sensei JB, y todo se silenció en mi cabeza a la vez que estrellaba (me parece que esa es la definición correcta) a mi sufrido uke Juan Carlos contra el suelo ante la mirada atónita de la sala.

Ya no había dudas, ya no había incertidumbre, sólo había aikido.

Como todo se acaba, la euforia del momento sólo duró hasta la llegada de los temidos “Gyaku Hanmi” en los que volvieron a aflorar los fantasmas. La cosa ya había empezado un poco antes en “Shomen Uchi” con un par de mezclas en las que empezaba una técnica y terminaba con otra, más una obcecación un poco enfermiza con los “Omotes” (si lo que me salen bien son los “Uras”… gira, copón, gira…). Esta vez, un par de traspiés con un retorno reflejo a “Ai Hanmi” (inmediatamente corregido por sensei JB) en los que me quedé sin aliento (respira, respira, decía sensei Zubieta) hasta que volví a tranquilizarme con “Katadori” y terminar en “Suwari Waza” más o menos acertadamente.

Cabe decir que en la (escasa) práctica del examen de los días anteriores (un gran fallo exclusivamente mío), casi no pude acabar ninguna técnica con mi uke debido a la urgencia de ver todas las técnicas involucradas, por lo que siempre estaba presente la duda de si iba a saber terminar correctamente una vez empezado el movimiento. Gratamente, el entrenamiento en clase hizo el resto y de manera instintiva pude completar las acciones sin problemas. Todo lo que pasaba lentamente por la cabeza, se volvía confuso y de resultado incierto. Todo lo que salía inmediatamente del corazón, era claro y conciso.

De manera global, una sensación agridulce de orgullo (soy capaz) y decepción (puedo dar mucho más, y mejor). Algunas cosas salieron muy bien (como molan los “Irimi Nages”), y otras no tanto (malditos “Gyaku Hanmi”… ¡Yo os maldigo!),  pero sin perder en ningún momento la tensión y rigidez que me caracterizan y que tanto sacan de quicio a sensei JB (habrá que seguir trabajando en ello poco a poco).

Y terminar agradeciendo a todos mis compañeros (absolutamente a todos) la gran paciencia que han tenido conmigo durante todo este tiempo, en el día a día y tanto dentro como fuera del tatami. Y sobre todo estas últimas semanas a Iñaki (unas explicaciones muy esclarecedoras y una gran predisposición a ayudar), y mención especial para el pobre Juan Carlos (garantía de éxito certificada), que tras la gran entrega con las prácticas se llevó a casa una sudada, una paliza, y sólo un triste infinito agradecimiento por mi parte.

Y una advertencia para el año que viene… ¡Lo he probado, me gusta y quiero más!